Los hachones, una de las tradiciones más representativas de La Piedad, Michoacán, se celebran del 25 de septiembre al 4 de octubre, en el marco de las fiestas de San Francisco de Asís. Durante estos días, las calles del barrio de San Francisco, conocido también como "Perros Bravos", se iluminan con fogatas de ocote, símbolo del amor divino que nunca se apaga.
¿Qué son los hachones?
Los hachones son fogatas que los habitantes encienden cada noche frente a sus casas, utilizando ocote, una madera resinosa que emite un aroma característico y baña las calles con su humo. Esta tradición tiene más de un siglo de historia, y es un homenaje a la llama del amor de Dios, tal como lo predicaban los frailes franciscanos que fundaron la costumbre en el barrio.
¿En honor a quién se celebra esta fiesta?
La celebración de los hachones es en honor a San Francisco de Asís, el santo patrono del barrio de perros bravos. Según la tradición, los franciscanos que llegaron a La Piedad retomaron la costumbre de San Francisco, quien encendía luminarias en Asís, Italia, para atraer a los aldeanos y predicarles la palabra divina.
La historia detrás de los hachones
Los hachones tienen su origen en las enseñanzas de los frailes franciscanos, quienes utilizaban el fuego como un símbolo del amor de Dios. Se dice que San Francisco encendía hogueras para reunir a la gente, y esta práctica fue adoptada por los franciscanos en La Piedad. Con el tiempo, la tradición se extendió por toda la ciudad, y aunque las formas de celebración han cambiado, el significado espiritual de las fogatas persiste.
¿Por qué se llama Perros Bravos el Barrio de San Francisco?
El nombre "Perros Bravos" tiene un origen incierto, pero se sabe que ya en 1887 era conocido de esta manera, según las Efemérides de La Piedad de Cavadas.
Algunas personas dicen que su fama proviene de las peleas que, décadas atrás, protagonizaban los hombres del barrio con los de otras zonas de la ciudad, como “El Carmen”, “El Santuario” o “La Purísima”. Estas riñas a menudo se desataban por la disputa de los amores de algunas mujeres del lugar.
Incluso en los años 80, entrar al barrio de Perros Bravos de noche resultaba complicado para los habitantes de otras colonias. Las calles, poco iluminadas, eran el escenario perfecto para que algunos jóvenes del barrio se reunieran, defendiendo a golpes su territorio contra cualquier forastero que se atreviera a entrar sin invitación.
Aunque el templo del barrio no se inauguró hasta 1903, el apodo perduró a lo largo del tiempo, y hoy en día es parte de la identidad del barrio. Curiosamente, la fiesta de San Francisco no fue la primera en celebrarse en el nuevo templo, sino que se estrenó en una fecha posterior, el 8 de octubre.
Esta tradición centenaria es un recordatorio del legado franciscano en La Piedad, y continúa siendo un evento central en la vida cultural y religiosa de la ciudad.
Comments